[Nº 17] Que la tierra te sea leve, compañero David

17 10 2009

Para los que luchamos por conseguir un mundo más justo, Ernesto Guevara es un referente, un
ejemplo. Su adorada isla está plagada de alusiones a su templanza, su forma de ser. Fidel Castro lo resumió en uno de sus discursos más recordados: “Si queremos expresar como queremos
que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole, que sean como el CHE”.

En sus 31 años, David García Alonso, “Ogro”, cumplió con esta afirmación hasta el último de sus días. Como el Che, David era el primero en arrimar el hombro para trabajar, siempre prefirió
dar ejemplo de actitud y compromiso que adoctrinar desde la teoría, su entusiasmo era contagioso y su cabeza una constante ebullición de ideas para materalizar. Su sonrisa, amplia y sincera, llenaba de optimismo a quienes tuvimos la suerte de compartir ideas, esfuerzos y aspiraciones revolucionarias con él. Siempre miraba hacia delante, nunca aspiró a ganarse la vida con su participación en la política y, sobre todo, cumplió a rajatabla la máxima del propio
Ernesto Guevara: “El deber de todo revolucionario es hacer la Revolución”.
Ya fuera como alcalde de Mambrillas, su adorado pueblo, como presidente del Consejo de la
Juventud de Burgos o como destacado miembro de su peña, “los Mangas”, David siempre dirigió sus pasos hacia un objetivo: la consecución de un mundo más justo y solidario.
Por todo esto, y por mucho más, la pérdida de David será imposible de sustituir. Pero él no hubiera querido que nos quedemos abatidos lamentando su ausencia. Muy al contrario,

la mejor manera de honrar su memoria es continuar con la senda que marcó. Seguir defendiendo a la clase trabajadora y buscar lo mejor para los habitantes de la tierra que poblamos es el homenaje más apropiado a su legado.

David, “Ogro”, nunca morirás porque habitas para siempre en nuestros corazones. Hasta la victoria siempre, camarada.


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